Leticia Dolera, Paula Ortiz e Isabel Coixet
Los premios del cine español cumplen 30 años con 8 hombres por cada 10 nominaciones. El sesgo de género se agiganta en oficios técnicos. Pese a que ellas también editan, componen bandas sonoras o diseñan efectos especiales, se quedan fuera en 7 categorías.
Pilar Miró llegó a la primera gala de “los Oscars del cine español” apresurada, con gesto serio. Fue la única mujer que oyó su nombre como finalista de categorías técnicas aquella noche de 1987. La por entonces directora general de RTVE optaba a Mejor Dirección por Werther, pero ‘el cabezón’ se lo llevó Fernando Fernán-Gómez. Treinta años después, una de las grandes sorpresas es que las películas de dos mujeres, Paula Ortiz e Isabel Coixet, lideran el número de nominaciones de los Premios Goya del próximo 6 de febrero (12 y 9, respectivamente). ¿Debería ser un hecho extraordinario en el año 2016?
Con respecto a aquella insólita Miró que disputó el trono masculino al mejor director del cine español de finales de los ochenta, el protagonismo de Ortiz y Coixet suena a auténtica proeza. Por un lado es así, porque en la primera criba 11 directoras han competido con 76 directores para verse en la lista de los finalistas. Pero por otro lado, pensar que en pleno siglo XXI el protagonismo de las cineastas acapare titulares sorpresivos denota una evolución muy lenta de los cánones de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. De hecho, las cifras de esta 30ª edición no suenan precisamente a empoderamiento de las profesionales: exceptuando a los/las intérpretes, hay 36 mujeres nominadas (26,3%) frente a 122 hombres. Dieciséis son las que compiten en solitario en 11 categorías.
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